La corrupción es una de las problemáticas que más aquejan al sano desarrollo del país, tanto en materia política como económica y social. Por la naturaleza propia de este fenómeno, la corrupción es algo difícil de medir o cuantificar; sin embargo, existen índices basados en la percepción de los ciudadanos acerca de las problemáticas en sus países, entre éstas, la corrupción. Dos estimaciones disponibles son las que generan Transparencia Internacional y el Latinobarómetro, mediante las cuales podemos observar cambios a través del tiempo en las percepciones de corrupción, la transparencia gubernamental y los sentimientos y preocupaciones de los y las ciudadanas.
El índice de Transparencia Internacional es el más acreditado a nivel global en medición de percepción de corrupción. Éste registra la opinión de expertos, analistas y personas en el sector de negocios para evaluar las percepciones de corrupción, lo cual termina por situar a los países en una escala de 0 a 100, en donde 0 implica el nivel de corrupción más elevado y 100 la ausencia total de ésta. En el último reporte realizado en 2020, México registró un puntaje de 31, situándose en el lugar 124 de 179 junto con Bolivia, Kenia, Kirguistán y Pakistán. En el continente americano, Canadá y Uruguay registraron los puntajes más altos, con 77 y 71 respectivamente, mientras que Nicaragua, Haití y Venezuela fueron los peor posicionados. Es importante mencionar que México mejoró dos puntos y seis lugares respecto de 2019; sin embargo, sigue posicionándose en el lugar más bajo de los países de la OCDE y aún no recupera su mejor evaluación en la historia, que fue de 35 puntos en el 2014.
Por otro lado, el Latinobarómetro es un trabajo de encuestas de países latinoamericanos. La última ola de encuestas fue realizada en 2018. Este año, las encuestas revelaron que, en la región, los problemas que más preocupan a la población son los problemas económicos, seguido por la delincuencia y en tercer lugar la situación política y la corrupción. En el caso de México, la corrupción ocupa el segundo lugar de importancia en los problemas del país. Esto es semejante a países como Colombia, Perú, Brasil, Paraguay, República Dominicana y Bolivia, en donde la corrupción fue el primer o segundo problema con mayor importancia para la población. En México, el 74% de las personas consideraron que la corrupción aumentó mucho del 2017 al 2018. En 17 de los 18 países encuestados la percepción de aumento de la corrupción es mayor al 50% en ese año.
Considerar estos datos es especialmente relevante en la actualidad, ya que nos encontramos en medio de una crisis sanitaria. Según el reporte de Transparencia Internacional, los países con buenas puntuaciones en el índice de corrupción son países que invierten más en salud y que gozan de mayor capacidad para proporcionar cobertura universal. El ejemplo de Uruguay es ilustrativo, ya que tiene el segundo mejor puntaje en la región y mostró un sistema de salud resiliente ante la pandemia y una estrategia de vacunación rápida y eficaz. La corrupción afecta de manera severa la eficiencia, igualdad, calidad y capacidad responsiva de los sistemas de salud, así como la confianza por parte de los ciudadanos en el cuidado médico que proporciona su gobierno.
Adicionalmente, el reporte resalta que, a menor percepción de corrupción, existe mayor fortaleza de instituciones democráticas. La vulnerabilidad de estas instituciones se ha manifestado ante crisis económicas y sanitarias en la región y en el mundo. El estudio de Latinobarómetro del 2018 reveló que a partir del 2010 el apoyo a la democracia en la región disminuyó hasta llegar a 48% en 2018. El apoyo a la democracia en México pasó de 48% en el 2015 a 38% en 2018, reflejando una enorme inconformidad con las instituciones, en paralelo con el aumento sin precedentes en la percepción de corrupción. Aunque México no es una excepción en la región —puesto que lo acompañan con cifras similares Paraguay, Venezuela, Honduras, Brasil, Guatemala y Panamá—, esto no debe minimizarse, especialmente ante la coyuntura política que se vive en el país.
La evidencia apunta a que existe mayor probabilidad de vulnerar las instituciones democráticas en un régimen al que le acompañan altas percepciones de corrupción, lo cual nos concede un buen marco de análisis para comprender el rechazo o distanciamiento del actual presidente hacia instituciones democráticas como el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI). Esto recalca la importancia de no perder de vista la interacción entre los escándalos de corrupción que han plagado al país y los procesos de retroceso democrático, así como la importancia de comprender los fenómenos políticos en un contexto más amplio sobre las ambiciones o personalidad de un solo actor, para llegar a un debate público más productivo y completo.
Finalmente, en una región ya caracterizada por instituciones débiles y altos niveles de desigualdad económica, la pandemia ha llegado a mostrar la importancia de tener un gobierno transparente y con efectiva rendición de cuentas, puesto que la corrupción no solamente ha afectado el desarrollo democrático del país sino también la salud y los medios de vida de millones de personas.
Es importante dar seguimiento a los reportes de las organizaciones mencionadas anteriormente, dado que uno de los principales impulsores de la misma Cuarta Transformación, el Dip. federal Porfirio Muñoz Ledo, sostuvo que: “Así como va, Morena se convertiría y ya va por ahí, en el partido más corrupto de América Latina”.